miércoles, 17 de octubre de 2012

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Zarathustra no responde a la pregunta de cuál es su opinión respecto a dios, cielo e infierno. Ni siquiera a la de si debe haber leyes que rijan el universo. Muy al contrario, consulta su reloj tal vez buscando que la campana del tiempo termine el asalto y le proporcione una huida airosa. Pero aún queda media hora se ha de cumplir los compromisos. Esta conferencia es uno de ellos.
Los participantes han sido convocados por la concejala de Malestar Social del ayuntamiento para unas Jornadas de Concienciación, Progreso y Desenlace. Ni ella sabe de qué se está hablando pero debe justificar su salario. Incluso, su propia existencia; ahora que la cultura ha retornado a lo que fue: mera agrupación de usos y costumbres de una población para garantizar su supervivencia. Newton se atusa la peluca y contesta por él.

-Sin leyes no habría universo. Tampoco nosotros estaríamos aquí. Las leyes lo son todo.
En ese momento Lutero y Plutarco se pisan las palabras para intervenir.

-Dios es todo, renegado Newton. Las leyes que vos decís obedecen al mandato divino.
-¡Nos instultáis, Lutero! Sólo hay propósito en la voluntad del hombre. De lo contrario, negáis el libre albedrío. Nuestra propia esencia.
-Habláis de esencia como si en ella se encontrara el corazón que mueve al mundo, estimado Plutarco. Pero este solo avanza gracias al conocimiento. La ignorancia lo detiene.
-Arquímedes, disiento de vos. El mundo nos es ajeno. Llegó antes que el hombre y se marchará después, sin tener conocimiento de su propia existencia. Por tanto, aun con el analfabetismo absoluto el mundo seguirá su curso en la historia.
-Estimado Pitágoras, vuestro discurso es tan retórico como vacío. ¿Ignoráis que no hay historia si el hombre no está para contarla? No podrá contarla desde una sociedad de analfabetos. La formación del individuo es el pilar que sustentará toda mejora. Y su aplicación estricta al campo científico lo que nos liberará de toda culpa religiosa.
-Razón tenéis Anaximandro. Quién mejor que vos para entender que para todo fin hay un simple principio. Que el devenir de la humanidad y de todo ser vivo caminó de lo sencillo a lo complejo.

El moderador es un personaje gris en su biografía pero hábil con el manejo de la cámara, de cómo mirar a la cámara. Seduce a las audiencias y la concejala lo ha contratado para que conduzca la conferencia debate. Ella también necesita subir en las encuestas. Media entre los participantes que se amotinan para expresar sus opiniones.

-Un momento de calma, caballeros. Entiendo que todos tienen un pensamiento interesante que aportar a este debate, pero hay otra pregunta entre el público. Azafata, ¿quiere acercar el micrófono al asistente con el bombín a rayas?
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-Sí, ejem. Bien, Bernard Kilymigore, de la CNN para Sudamérica profunda. Mi pregunta es para míster Zarathustra. ¿Cree usted que dios puede esconderse en la última playa? Muchas gracias, le escucho por el pinganillo.
-¡¿Pero cómo osáis situar a Dios entre la chusma de veraneo?! Iréis a la hoguera por herejía!
-Calma Lutero, que os incendiáis con extrema prontitud. Desde mi punto de vista el caballero Bernard tiene razón, ¿pues qué hay en toda playa sino arena? ¿Y qué es la arena sino partículas de roca? Formadas por átomos e indivisibles por tanto. Si dios es indivisible, ¿alguien puede creer que no quisiera estar entre los suyos?
-Demócrito amigo mío. Reconozco que la sugerencia de una partícula elemental indivisible y que esa partícula sea dios, es una idea tentadora. Con ello conseguiríamos reconciliar ciencia y religión. Dios y hombre. Hombre y universo. Pero me temo que según mis últimos cálculos, el tamaño del sol y de la tierra revelan que ésta es significativamente más pequeña que aquel. Y que el resto de estrellas no son sino soles alejados. Miles, tal vez millones de ellos. O quizá más, tengo que repasar este punto. No cabe dios por tanto en esta escena, o todo lo contrario. Es tan insignificante que se pierde.
-¡Aristarco! ¡Sois una vergüenza para la moral! ¿Creéis acaso que sin Dios no se hundiría el firmamento? ¿Quién lo mantiene en lo alto de los cielos sino él, el creador? ¿Quién puede hacer girar las agujas del reloj?
-Epicuro, perdonadme pero el reloj de agujas aún está sin inventar en tu tiempo. Disculpadme si os sugiero que utilicéis otra expresión.
-Tenéis razón, Newton. A mí me parece más apropiado “la voluntad de dios desciende los granos de arena en el reloj”. ¿Qué decís Epicuro?
-Plutarco amigo mío, tampoco vos estáis en lo cierto. Es la gravedad.
-¡¿Ah, sí!? ¿Y cómo lo sabéis? ¡¿Qué clase de demonio os ha dicho tal blasfemia?!
-La gravedad, Lutero, la gravedad.
-¡¿Y quién es ésa gravedad!? ¿Pariente vuestra quizás?, tengo entendido que no dudáis en utilizar vuestras influencias. O peor todavía, ¿alguna amante? Porque siempre habláis de ella como una manzana caída del cielo. ¡La manzana del pecado, sin duda! ¡La Santa Inquisición dará cuenta de vosotros!
-¡A la inquisición ni la mentéis! ¡Menos aún para llamarla santa!
-¡Plutarco, blasfemo infiel, dejad vuestras opiniones a un lado y reducid la ira del discurso! La deducción filosófica pertenece a pensadores como yo.
-¡Retirad lo dicho Aristóteles! ¡No sois más que un paseante arribista y manipulador! ¡Retirad lo dicho o me veré obligado a retaros en duelo!
-¡¿Arribista yo?! ¡¿Osa un poeta de la calle disputar mi sitio en la historia de los hombres?!

-Un momento caballeros. Pido calma y respeto, lo he mencionado antes. Además, tenemos una pregunta entre el público. Escuchemos. Microfonista por favor, mueva sus caderas.
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-Sí hola. Buenas tardes. Alfred Kingseey, del programa Funciones y Disfunciones en el canal científico para niños. Yo no tengo preguntas, pero sí quisiera aprovechar esta oportunidad para decir que el debate está siendo muy inteligente. Profundo en las conclusiones y detallista en el análisis. Siento un gran honor por haber sido convocado como público experto para poder transmitir después a mis espectadores un resumen pormenorizado de esta charla científico-filosófica. Tantos talentos por metro cuadrado engordan la autoestima del hombre.
-Gracias por sus palabras caballero, pero el tiempo apremia. Apenas nos quedan diez minutos para finalizar la reunión. ¿Alguien más quiere intervenir como público aventajado?
-Sí, perdone, se me ocurre una ahora. Alfred Kingseey, del programa Funciones y Disfunciones en el canal científico para niños, ya saben. Lo repito por si no les ha dado tiempo de anotarlo. Mi pregunta es, ¿cree alguno de ustedes que la ciencia encontrará todas las respuestas que el hombre se plantea?
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-¡¿Y la mujer qué!?
-¿Sí? Disculpe no hemos oído bien. ¿Alguien más quiere intervenir? Parece que sí, veo agitarse algo por ahí; diría que es un brazo. Microfonista, ¿quiere mover sus caderas y acercarse al interesado?
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-¡Interesada, soy una mujer! ¡Llevamos tres malditas horas de charla y sólo me ha quedado claro que ustedes los hombres hablan para sí mismos! ¡Hombres hablando de problemas de hombres! ¡Les recuerdo que más de la mitad de las miembras de esta sociedad son mujeres!
-Razón tiene señora. Pero estas jornadas han sido patrocinadas por el fabricante de espuma de afeitar La Madeja de Ulises y están dirigidas preferentemente a un público masculino.
-Muy masculino, querido.
-No tanto, Plutarco. Todo hombre tiene su lado femenino aunque no lo afeite.
-Razón tienes Alejandro. Magnos hombres ha parido la tierra con regusto por el lado contrario.
-¡Herejes irreverentes! ¡Todos sois unos execrables blasfemos! ¡El fuego eterno te devorará Joyce, como a todos vosotros! ¡No tendréis sino una existencia de sufrimiento!
-Lutero, considero una manifestación de mal gusto invocar a las llamas en mi presencia.
-Haces bien en defenderte, Galileo. Además de ser una contradicción metafísica pues el alma inmortal jamás será devorada por fuego alguno. Déjenme que les diga que según mis estudios antes desaparecerán todos los cuerpos celestes por causa de su propia atracción anímica.
-Estimado Johannes Kepler, permitidme que os corrija. No es la atracción simpática celeste como vos creéis lo que empuja a los astros hacia su agrupación, sino las leyes de la naturaleza que arrastran a las masas hasta su total colisión. Ese es el diseño de dios.
-Sabes cuánto respeto tu talento, amigo Descartes. Pero en la ecuación sobra el elemento dios. Despeja esa constante y obtendrás los mismos resultados que arrojan todos mis cálculos.
-¡No estoy dispuesto a ser cómplice de una conjura contra el altísimo como esta! ¡Arrastráis el nombre de Dios por el fango con vuestras supercherías y ciencia de aprendiz! ¡Exijo una rectificación y una disculpa!

-Lutero, no se enfade usted. El caballero Newton expone su opinión, nada más. Este es un debate abierto a las ideas y todas las opiniones serán respetadas. Recordará que esta era una condición redactada en el contrato con nuestro patrocinador. Un vaso de agua para el señor Lutero, por favor aguadora, mueva sus caderas.
-Con dos piedras de hielo y un dedo de güisqui, si no le importa.
-Estamos para servirle señor Lutero. Como guste.
-Y para mí.
-¡Otro para mí!
-¡Yo también quiero, pero un solo hielo!
-¡Yo con dos dedos de güisqui!
-¡Lo mismo para mí pero con tres piedras!

-Aguadora, traiga güisqui para todos. Mejor deje la botella. También para el público, a ver quién quiere por ahí. Nos quedan cinco minutos. Míster John Carroll quiere intervenir, adelante.
-Sí, desearía introducir el componente cuántico como catalizador de una imprevisible reacción espontánea que, una vez rebotada en el espacio tiempo, se sume a este brain storming tan apasionante como carente de sentido tangencial.
-Del sentido y su falta puedo hablar cuanto gustéis, ¿pues qué es el hombre sino una idea en busca de sentido?
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-¡Ya están otra vez con su machismo intrínseco! ¡Esta reunión es un insulto a la mujer como miembra fundamental de esta sociedad!
-Gracias querida interviniente, pero míster Víctor Frankl hablaba de su libro, El Hombre En Busca De Sentido. Microfonista, mueva sus caderas a la fila quince butaca nueve. Veo algo parecido a una mano alzada.
-Ok Zenón querido.
-Gracias a ti monada. Sabes cuánto me gusta cómo mueves tus caderas. Se nota que naciste para ello.
-A ti Zenón.
-Quiero tu teléfono en mi mesita de noche. O mejor, te quiero a ti en la mesita.
-Será un placer.
-Lo sé. Para los dos. Oigamos al nuevo interlocutor.

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-Soy Merri King, de Periodistas Intrépidos Sin Una Noble Causa. Conocerán mi programa nocturno.
-Sí, cómo no. lleva usted tres décadas con el mismo formato.
-Así es, pero funciona. La gente no cambia tanto después de todo.
-Es lo que yo digo, los problemas del hombre van y vienen. Sólo transformamos la tecnología.
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-¡Y de la mujer, Aristarco eres un machista asqueroso!
-Serénese señora, oigamos al señor King.
-Primero quiero agradecer la intervención del señor Frankl, por sus famosas últimas palabras. Un día me gustaría entrevistarle para ver si encontramos la respuesta a este vacío que nos llena las audiencias lo mismo que asola los hogares. Mi pregunta quiere aportar un nuevo frente a este conflicto de intereses, si me lo permiten. ¿No cree alguno de los ponentes que la sublimación del ser humano por sí mismo es mas un gesto de chauvinismo colectivo, indeseable producto secundario de la religión, que un sentimiento razonado y fundamentado en hechos empíricos?
-Por alusiones, quiero responder.
-Como quiera, señor Lutero.
-Afirmo que la religión per se ya es la sublimación que menciona, y no la narración siempre deficiente que los textos sagrados hacen de Dios como sujeto de estudio por el hombre desde su insignificante e infinita ignorancia.
-Debo negaros la mayor, Lutero. La inexistencia de dios es lo que hace que el hombre en su infinita búsqueda de la inmortalidad se quiera perpetuar como el gran arcano de la sabiduría cósmica. Que no es otra cosa que la suprema epifanía de su orgullo y su arrogancia.
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-¡Y de la mujer, machista! ¡Platón eres un machista! ¡Fuera!
-Tiene razón señora. Manifestación de orgullo y soberbia también en la mujer.
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-¡Así es!
-Mi muy querido amigo y respetado Platón, no puedo estar más de acuerdo con vos. El universo y sus leyes caminan juntos. O mejor, el uno lo hace gracias al otro y viceversa. Dios es la fantasía más nociva y difícil de erradicar de todas las que la humanidad ha imaginado. La historia escrita está con sangre por tanta injerencia divina. Me atrevería a decir que dios en sí es un anatema.
-Gracias compañero Laplace. Siempre tan analítico, has sido mi mejor aliado. Pero yo corregiría, la falta de intervención de dios posterior al conflicto en su nombre surgido le hace responsable en el antes y el después.
-Ay Platón. De todo haces a dios responsable. Grave injusticia cometéis cuando ignoráis sus ocupaciones superiores, que no son otras que hacer girar al universo en torno a su epicentro, la tierra. No es su labor atender a los problemas menores de los hombres. ¿No creéis suficiente haberlos creado a su imagen y semejanza?
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-¡Claudio Ptolomeo eres otro machista! ¡Dios creó a la mujer y ella parió al hombre por un error de la naturaleza! ¡El sexo por defecto es el sexo femenino! Dios la creó a su imagen y semejanza porque dios es mujer. ¡La tierra debieron heredarla las mujeres!

-Calma señora. Le pido un poco de respeto por el compañero. Copérnico, su turno.
-Erráis una y otra vez. No sois sino hijos de la biblia y repetís la palabra escrita cual loros de esta jaula que es el mundo en que vivimos. No es la tierra el centro de todo, sino una parte infinitesimal del firmamento, que no es sólo lo que vemos. Va mucho más allá, siendo mucho más grande lo que no vemos. ¡Hasta el infinito y más allá!, se aleja el universo con su millones de millones de cuerpos celestes. Y la tierra se pierde como un grano de arena en la infinita playa del tiempo y el espacio.
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-¿Ven como yo tenía razón? ¡Este caballero, Copérnico, acaba de afirmar que en la última playa está dios! ¡Con el cubo y el rastrillo construye dios sus planetas! Y con la pala los lanza al firmamento cual pelotas de piel de carnero.
-Todos están en lo cierto y todos están equivocados. Defendéis una realidad imposible de constatar su existencia o lo contrario. Cada uno vive una experiencia distinta y personal, pero sólo existe en vuestra mente. Nada hay aparte de la mente y sus ideas.  Nadie puede demostrar a los demás que existen, no sólo ellos, sino él mismo; puesto que quizás el diálogo con los otros apenas sea algo diferente a un producto perverso de la imaginación. ¿Estamos seguros de que estamos donde creemos que estamos?
-Berkeley, sois un hombre retorcido y lanzáis retos que no os pueden ser rebatidos. Os maldigo, pues desde el día que llegó hasta mí vuestro desafío no he tenido descanso intentando salir de esa trampa.
-Samuel, amigo mío, si no podéis refutar la incógnita de George, ¿por qué no os rendís a la idea de que tal vez la realidad que percibimos, de verdad exista? Yo lo hice y desde entonces disfruto mucho más de los placeres de la carne. Sean auténticos o no.
-Lo intento amigo Hume, lo intento. Mas, como sabéis querido David, cuando los placeres no son tales sino dolor, entonces prefiero creer que la realidad es sólo ilusión y no dejo sitio al sufrimiento.
-¿Erráis pues vuestro destino? ¿Qué insolente ambición es esa, que pretende desafiar la voluntad de Dios?
-¡Y dale otra vez vueltas a la noria divina! Agustín, ¿cuándo vais a aceptar que es la física y no el capricho de dios la que gobierna con leyes de hierro el universo todo?
-¡Jamás, Laplace arrogante! Jamás ningún hombre en su infinita mediocridad podrá convencerme de que no es el diablo quien pone voz a sus palabras de pecador. ¡Y el diablo es la mejor confirmación de Dios!
-Interesante postulado Agustín. La confirmación de una teoría por demostración de su antagónica. Tendrás que admitir en ese caso que el hombre sea tan solo un holograma proyectado en el teatro del absurdo.
-¿Y por qué no una gotera de detritus en el pliegue espacio temporal, Gabor? ¿Una relativización cruenta de un ensayo erróneo de la naturaleza?
-Albert, sabéis que os respeto por haber demostrado siempre gran capacidad. Pero no he entendido nada.
-Comparto con Samuel el desconcierto. ¿A este humilde pensador podéis descifrar vuestro mensaje, Einstein?
-Plutarco amigo, mis palabras son sencillas como la negación y vibrantes como el sonido; rápidas como la luz o escalofriantes como el viento. Y una pátina de tiempo subatómico las protege del envejecimiento prematuro. Sólo tenéis que colocaros a la distancia adecuada para que mi mensaje llegue nítido y fiel.
-Tenéis razón. Ha sido moverme un poquito a la izquierda y entenderos con claridad.

-Caballeros, señoras, hemos concluido el tiempo reglamentario. Deberían ustedes irse despidiendo pero, un momento, allí al fondo creo ver otra pata alzada. Microfonista, una última pregunta cortesía La Madeja De Ulises. Cariño mueve tus caderas.
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-Buenas tardes noches. Quisiera agradecer esta oportunidad que me brindan para brindarles a todos mi agradecimiento.
-No hay motivo amable interlocutor.
-Sí sí. Lo hay. Esperen a escucharla. Soy el vicepresidente de la Asociación Para El Tráfico De Energía Constante, y me gustaría saber si alguno de los presentes cree que el retorno al reverso tenebroso de la fuerza puede resolver como dicen nuestra carencia energética. Eso es todo y nada, gracias redundantes.
-Ajá, interesante cuestión. Míster Thomas, quizás por alusiones.
-Por ilusiones yo diría. Ópticas. Aquí el preguntador ha abierto una brecha en el discurso oficialista que sugiere un replanteamiento constante de todo lo que considerábamos cierto y hoy es falso. En mi larga experiencia ensayo-error, he comprobado que poco de lo que se pretende ocurre según el plan, y que son los sucesos anamnióticos inesperados los que resuelven formulaciones que el ingenio del hombre rara vez alcanza.
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-¡Y la mujer, machista!
-Señora, por favor. Míster Einstein, ¿última intervención quizás?
-Estimado Edison, sabéis que os respeto como a la física pero, yo añadiría que además de lo dicho tan inteligentemente, hay un espacio entre el determinismo científico y la serendipia que mi teoría de la relatividad explica perfectamente. No siendo sino una improbable sucesión de hechos refutables los que nos sitúan en la frontera de la percepción y alejan cada vez más nuestra aprehensión del mundo, del horizonte infranqueable de sucesos.
-¡Einstein sois un hereje incorregible! Obviáis a Dios deliberadamente en vuestro discurso.
-Lutero debéis moderaros. Es vuestro exceso de pasión y la falta de serenidad lo que os aleja del gran público. ¿Malos tratos infantiles, quizás, os hace ser tan distante y agresivo?
-No sois vos Frankl el más indicado para dar respuestas coherentes a un problema sincrético. Las llamas del infierno darán buena cuenta de vuestra cobarde ambigüedad.
-Lutero, debo decir en defensa del señor Víctor que lo que vos llamáis ambigüedad no es sino el refugio necesario de la duda. El hombre será con dudas o no lo será.
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-¡Y la mujer, so machista!
-¡Por favor, señora! Microfonista, le ruego que ponga una vuelta de cinta americana a la boca de esa mujer.
-Ok querido.
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-¡¡UHMMM!!
-El compañero Alistarco comparte conmigo el ideal sofista de que el debate es compañero indiviso de la idea. Y de que no hay avance posible sin el reposo de la reflexión.
-Platón, lo que exponéis se me antoja asinérgico, habida cuenta de que si planteáis un avance desde el reposo es contrario a las leyes del movimiento y su perfecta descripción del momento de inercia.
-Incisivo como el muérdago, gravitatorio como una manzana. Me gusta su estilo míster Hume.
-Muchas gracias Isaac. Viniendo de usted es un verdadero halago.
-De nada, lo pretendía. La patafísica siempre fue mi verdadera vocación, a la física le dedico sólo mi tiempo excedente.

-¡De acuerdo, caballeros! Hasta aquí esta reunión. Nos hemos alargado unos minutos como verán, pero la intensidad de las ideas así lo exigía. Hubiera sido una grosería por mi parte interrumpir cualquier manifestación de ciencia y sabiduría. Como habrán leído en el programa después de la charla tenemos un pequeño aperitivo donde el público puede compartir ideas y unas almendritas con nuestros ilustres tertulianos. Les esperamos a todos, muchas gracias. Gracias de verdad.


-¡Joder!, ya me estaba cansando de la sesión esta. Mira que ha sido densa.
-¿Me lo dices o me lo cuentas?,  Mufi. Se empeñan en darme el papel de Frankl y con sus digresiones existencialistas incluso a mí me dan ganas de suicidarme. Yo que sabes soy todo alegría de charca en charca.
-Cómo te entiendo Libe, ni ganas de croar tengo desde que me obligan a leer a Platón. ¿Te imaginas? Una rana senior como yo, con miles de chapuzones a sus espaldas.
-Y más de una libélula, Frogy, que yo te he visto. No te me hagas ahora la pacifista.
-Discúlpame, sí; jo tenía hambre. Lo que decía, los ojos como platos se me han puesto con tanto Platón.
 -Hola gente, mira que os entiendo. Para mí es la tercera vez, pero a un Baudet de Poitou que le obliguen a hablar por boca de Alistarco es un insulto para los asnos de mi raza.
-¿Insulto Alistarco? ¡A ti te quería yo ver con mi boca de cocodrilo y mi rotacismo interpretar a San Agustín! Yo sí que soy un santo por no devorarlos a todos.
-¿Y a Igu de Einstein, habéis conocido mayor ultraje?
-Tienes razón Tigri. La pobre iguana ya no sabe si la cola es real o una ilusión del espacio tiempo. Como yo, que cualquier día hago una telaraña en tres dimensiones si me siguen obligando a ponerle voz a Kepler. Que no, que no. Que no puedo más. Me estoy quemando los ojos con tanto mirar estrellas.
-¿Los ojos? El cerebro se le fundió a Delfi en su última representación de Lutero. Y no me extraña, semejante personaje para un delfín tan simpático y vital como él, no lo pudo soportar.
-Es verdad, Salti. Te oigo hablar con voz de Ptolomeo y no me imagino otro saltamontes queriendo sustituirte. Menudo pesado el tipo ese.
-¿Hablas tú de pesadez amigo elefante? Al menos a ti te han dado a Newton, por aquello de la gravedad será; pero yo con este cuello de cisne real, ¿te puedes creer que deba soportar la humillación de poner voz engolada al plomo de Arquímedes? Ah no, no. Yo presento mi renuncia.
-Pero qué dices, te matarán!
-Lo prefiero. Mejor el canto del cisne que el discurso de Arquímedes. ¿No crees?
-Visto así, te doy la razón. Por un puñado de pienso estamos obligados a hacer el ridículo.
-Eso es. Se me erizan las escamas de pez globo cada vez que me llaman Galileo. Además, el pienso es una porquería.
-¿Porquería? ¡Pura bazofia! ¡Se me están cayendo los dientes por la desnutrición. ¡Un cocodrilo sin dientes!, ¿podéis imaginar peor insulto? No quiero ni pensar que se enteren mis parientes del Mara. Hasta los más viejos que sólo comen restos de ñus, huesos y pezuñas están mejor alimentados. Qué vergüenza. Mirad, mirad qué lágrimas me caen.
-Te comprendemos amigo. Eso mismo le ocurrió a Tibu.
-¿El que hizo de Laplace tanto tiempo?
-Sí. Antes de que enjaularan a oso para el papel. Tibu sin dientes no quiso vivir, decía que era una vergüenza para su especie. Se ahorcó con una red de pesca.
-Pobre muchacho. Tan leal y noble.
-Sí. Y es que tenemos que rebelarnos. ¿Qué podemos perder? ¿La vida?
-Es verdad, ¿qué vida es esta? Refugiados en reservas, comiendo basura y soportando vejaciones constantes.
-Como Mamba Negra, moviendo sus caderas igual que una fulana para hacer de microfonista resultona.
-Con ese buen nombre que tiene, que es la envidia de todas las arrastradas como yo y mírala: ridiculizada cual inservible monigote.
-Por el amor de todos los mapaches, Culebri, qué bien hablas.
-La retórica, que se me está pegando.
-Es por la audiencia, amiga musaraña, ¿lo sabías?
-¿Lo de las caderas? Sí sí, lo sé. Audiencia humana chusma. Oye, y la que hace de público histérica fémina, ¿quién es? No la conozco.
-¿Pero no te has dado cuenta de que es una mujer de verdad?
-¿Qué me dices vieja alondra?
-Lo que oyes lombriz. ¡Mujer auténtica!
-Ya decía yo que no puede haber animal que soporte hacer el memo de esa forma.
-Ni animal ni persona humana. Aquí no caben imitaciones.
-No veas qué preocupación me quitas, golondrina querida. Si duro es verte hablar como Barkeley, imaginar a alguien con ese papel es para suicidarse.
-Te equivocas, ya lo hicieron. Con hermana avestruz.
-¡¿Ah sí?! ¡Pero qué horror!
-Díselo a ella, que de vergüenza escondió la cabeza en la tierra hasta que se ahogó.
-La pobre.
-Sí, la pobre Avi.
-Yo propongo una revuelta.
-Amigo oso, ¿con qué armas? Los humanos las tienen todas, nosotros sólo a nosotros.
-Qué redundancia, Cisni.
-Otra vez el vocabulario engolado este, chico.
-Cisni está en lo cierto. Y ellos son millones, nosotros cada vez menos. Mira tu primo oso blanco. Se están comiendo unos a otros por el hambre.
-Y el deshielo.
-Eso, y el deshielo.
-Por esto mismo debemos sublevarnos. Prefiero morir luchando por mi dignidad que vivir acobardado y humillado hasta mi entierro.
-¡Y por un plato de pienso malo!
-O encerrado en un trozo de terreno entre las alambradas como yo.
-Ay, amigo elefante. Te quejas tú de las alambradas. Casi es peor lo que está fuera de ellas. Al menos dentro hay un mínimo de protección al medio ambiente.
-¿Mínimo dices, hermano gato? ¡No hay nada!
-¿Nada? Nada es lo que vemos fuera cada día. Los árboles sólo son leña o madera para muebles, que también acaban siendo leña para el fuego. Compañeros centenarios abatidos como desperdicio sin piedad. Los bosques están desapareciendo con la explotación maderera, el acoso de agricultores y ganaderos.
-Otros ignorantes como piedras y necios como asnos.
-¡Eh un momento! ¡Que uno tiene su dignidad! ¡A mí nadie me compara con un humano o me lío a coces! ¡Cuando yo me pongo terco es por una buena causa!
-Perdona hermano, era una frase hecha. La retiro.
-Y los incendios. Te has olvidado de los bosques quemados para especular con los terrenos o la madera carbonizada. Dicen que para pasta de papel sirve igual y es más barata. Todo lo hacen por dinero esos miserables humanos.
-Yo perdí a toda mi familia a causa de un incendio provocado. Fui testigo de cómo dos humanos descerebrados y asesinos prendían fuego al monte con gasolina.
-Tú habrás perdido a tu familia por el fuego, hermana rata; pero yo a mi marido y tres hijos. Atropellados. Hablabais antes de alambradas en las reservas. ¿Existen peores razones para cerrar el campo? Pues sí, ¡ahora protegen las carreteras! ¡De nosotros!
-¿No debería ser al revés?
-No, no; pero qué dices infeliz. No quieren que las manchemos con nuestra sangre o estropeemos sus coches.
-Claro, los coches.
-El paisaje entero está fragmentado con carreteras y vías de eso grande y ruidoso que llaman trenes, primo gato. 
-Lo sé. A mí no tienes que contármelo. ¿Sabes cuántos familiares y amigos he perdido reventados como huevos bajo las ruedas? Hay conductores que incluso nos atropellan a propósito.
-Han puesto puertas al monte.
-A lo que queda de él, porque en mi larga vida de lobo viejo he visto desaparecer muchas cosas. No sólo mueren los gatos, compañero Mufi. Perros, conejos, ardillas, culebras, erizos, sapos; todo aquel que se atreva a cruzar el territorio sagrado de una carretera o vía de tren llama a la muerte. Los he visto correr con todas sus fuerzas para llegar al otro lado, deslumbrados por los focos; bajo la lluvia, la nieve o el granizo. Y no lograrlo. No tenemos velocidad suficiente ni defensa posible, ellos y sus máquinas de matar siempre ganan. Nos asesinan sin escrúpulos y luego juramentan contra nosotros por una abolladura en sus cacharros. Así son los humanos, compañeros.
-Vemos tu sufrimiento amigo lobo. Pero sabemos también como tú que si algo no tienen los humanos son escrúpulos. ¿No ves cómo tiran sus desperdicios e inmundicias al río? Cientos de cangrejos éramos en mi clan. Apenas quedamos media docena y todos estamos enfermos. Los que no fueron atrapados por las redes han ido agonizando envenenados. Estoy por envenenarme yo un día y dejarme atrapar, así me llevo a uno por delante. Por lo menos moriré luchando.
-¡Bravo, bravo, compañero! ¡Así se habla! Con pasión y valor. Será la única forma de limpiar las aguas. Apenas me quedan parientes a mí tampoco. ¿Tenéis idea de lo qué supone cruzar océanos y remontar ríos para desovar, saltar presas y cientos de barreras que los humanos construyen de año en año, y sentir que te ahogas, no por el esfuerzo sino por la falta de oxígeno en el agua intoxicada?
-Sé cómo te sientes primo salmón. Las tortugas también somos testigos del asesinato constante, desangradas o despedazadas por las hélices. O ahorcadas con redes a la deriva.
-No hay ser vivo a salvo en las aguas, hermana tortuga.
-Ni en las agua ni en tierra, porque cuando no son los incendios, o los coches o las excavadoras, son los cazadores. Que no matan por hambre sino por diversión. ¡Para los humanos matar es divertido!
-Divertido es decir poco. Ya habréis oído hablar del triste destino de los toros, principalmente en España. Tierra de salvajes y bestias que hacen del masoquismo un espectáculo y lo llaman arte. ¡El arte de matar por entretenimiento!
-Matan en la arena y matan en el aire. ¿Sabéis dónde acaban muchos de los compañeros abatidos?
-Yo lo sé hermana perdiz. En el contenedor de basura. O comidos por los perros.
-Perros traidores.
-Al menos vosotros podéis escapar volando, hermano pato. Pero aquí abajo, ¿dónde nos refugiamos? No queda cueva sin explorar, ni monte sin barbacoa de verano o buscasetas de invierno. Estamos atrapados. Nos persiguen con sus ruidosos todo terreno, fanfarroneando de poderío y consumo, sus aparatos de comunicación y sus escopetas. Y sus perros.
-Perros traidores.
-Sí, por un plato de pienso malo se han pasado al enemigo. Yo he rajado a más de uno con mis colmillos, pero sé que un día no tendré tanta suerte y me matarán de un tiro de posta.
-¿Escapar volando? ¿A dónde?, compañero jabalí. Allí donde vamos suenan disparos bajo nosotros. Veo a parientes y amigos estrellarse contra el suelo alcanzados por los tiros. El miedo nos atenaza las alas y nuestra única defensa es que el viento sople fuerte y desvíe las balas. Pero son tantos disparando que alguno siempre muere. Ayer ellos mañana yo. Y los perros corriendo a recogerlos.
-Perros traidores.
-No les culpes demasiado, hermana perdiz. Sé que si no obedecen son apaleados. O ahorcados. O los dejan morir de sed y de hambre. Incluso me han dicho que muchos viven condenados a cadena perpetua. Que viven en una caseta fría, húmeda, maloliente y llena de pulgas, con un metro de hierro atado al cuello. Que se pasan el día esperando a que alguien venga y les salude. O les dé una patada, según el caso.
-Perros esclavos.
-Con los humanos, nadie está a salvo.
-¿Y por qué no os lanzáis en picado contra los cazadores hasta sacarles los ojos? ¿Nunca lo habéis pensado?
-No, cangrejo valiente. Siempre nos hemos limitado a volar y confiar en el viento. Pero es una idea, mejor morir intentándolo para mejorar el futuro de nuestros hijos que no hacer nada como hasta ahora y dejarnos matar por el plomo, el humo o la contaminación. Mi padre, sin ir más lejos, que no fumó nunca murió de cáncer de pulmón. El médico urogallo dijo que tenía los pulmones llenos de hollín. Cada vez hay más chimeneas en la ruta de nuestras migraciones. Cada vez se hace más difícil respirar aire limpio. O encontrar una laguna donde descansar libre de metales pesados.
-¡Todo lo han envenenado o destruido!, hermano ganso. Su insensatez, su soberbia y su codicia nos va a matar a todos. Nada en la tierra ha sido peor que el hombre. No hay humedal ni charca ni charco sin aguas fétidas y corrompidas con vertidos. Insecticidas, fungicidas, herbicidas.
-Naturomicidas, eso es lo que son.
-Amiga lagartija, qué verdad dices. No comprendo cómo nuestra madre naturaleza no hizo nada para exterminarlos. Si liquidó a esos que fueron los más grandes, los dinosaurios, junto a millones de especies con un simple pedrusco, ¿a qué espera para hacer lo mismo con los humanos?
-Cari tiene razón. Hermano caracol ha puesto el punto sobre sus cuernos: es lo que todos pensamos pero no decimos por algún equivocado vestigio evolutivo. Y la educación no lo es todo cuando se trata de supervivencia. ¡Hay que exterminar al humano! Es indigno de pertenecer al reino de los animales.
-Indigno y humillante para nosotros. Nadie como los chimpancés sabe qué se siente estando cerca de los humanos. ¿Sabéis cuántos estudios nos han hecho para compararnos? ¿Cuántas vacunas y medicamentos venenosos nos inyectan para probarlos?
-¡Y los ratones! ¿Os olvidáis de nosotros porque somos pequeños? ¿Debo recordaros que somos los primeros mamíferos en su cadena de experimentos? ¡Hay ratones patentados como si fueran un invento!
-Al menos a vosotros no os obligan a aprender su lenguaje. ¡Malditos imbéciles! Chimpancés hablando como humanos. ¿Por qué no aprenden ellos el nuestro si son tan listos?
-¡Exterminio, exterminio!
-Tres hermanos tengo encerrados en un campo de concentración. Todo el día tras los barrotes soportando a las criaturas de humano, malvadas y diabólicas como no hay ninguna otra en la faz de la tierra
-Se te ha pegado el lenguaje humano.
-Tanto insistir... Pido perdón. Decía que esas criaturas salvajes les tiran cacahuetes y palomitas como si fueran retrasados mentales. A mis hermanos, que el que menos coeficiente tenía superaba los ciento treinta puntos. ¡Que se coman ellos los cacahuetes! O mejor, que se metan en el zoo y liberen a mis hermanos y a todos los demás, que ya vamos luego a tirarles nosotros cacahuetes para que aprendan lo qué significa hacer el mono.
-O piedras si hace falta. Porque yo estoy harta de parecer la más idiota de la piscina con una pelota en la nariz. ¿Acaso las focas no tenemos otra habilidad? Porque no se me ocurre tontería mayor.
-Semejante a la de ser un delfín y pasar por un aro una y otra vez para que aplaudan. ¿Alguien conoce el significado de aplaudir? Verlos a todos mover las palmas como marionetas no sé si me da risa o lástima, mira que son imitadores.
-Yo ya estoy harta de no ser orca. ¡A la revuelta!
-¡A las armas!
-¿A las armas? ¿Cuáles hipopótamo? ¿Piensas matar a muchos con tus mandíbulas?
-Alguno…
-Silencio. Silencio. No os alteréis camaradas. Sé que han sido siglos de maltrato y queréis terminar cuanto antes este amargo episodio.
-¡Y palizas!
-¡Y asesinatos!
-¡A la revuelta!
-¡¡A la revuelta!!
-¡Por favor, por favor! Silencio. Nos vigilan, si se enteran vendrán a matarnos.
-¡A mí me da igual! ¡Prefiero morir que malvivir!
-¡Y yo, y yo! ¡Esto no es vida, es un insulto!
-¿Otra vez? ¡Bajad la voz! Silencio. Tengo un plan mejor que inmolarse.
-De acuerdo chicos, hagamos caso a hermano oso. Callad todos.
-Gracias jirafa. Mirad, así no conseguiremos gran cosa. Ellos son más, y aunque más tontos y con los sentidos atrofiados, poseen armas. No lo olvidéis.
-Tienes razón. Enfrentarse cuerpo a cuerpo contra mis garras los quería ver yo. Con cien humanos me atrevo, mira, mira qué colmillos. ¡De sable!
-Calla, tigri. Te escuchamos, Panda.
-Gracias Mamba Negra. Tú sí que sabes moverte entre multitudes.
-Oficio que tiene una, encanto.
-Yo también quiero tu número de teléfono en mi mesita de noche.
-Eso está hecho.
-Eres una monada, Mamba.
-Dejaros de tanta baba y al tema, que aquí el único mono soy yo y estoy muy harto.
-Perdón, Chimpa. Como decía, tengo un plan. He hablado con el compañero zorro que ha hablado con la compañera liebre, que se ha puesto en contacto con su vecino colibrí, que le ha dicho a su amiga abeja, que le ha contado al señor mosquito tigre
-Ese es de los míos, me gusta.
-Calla Tigri, es un mosquito, ¿no te has enterado?
-Uy perdón.
-El mosquito tigre, no el tigre, se ha entrevistado con el vecino ácaro, que ha hablado con C. Elegans
-¿Quién es ese, algún diseñador, un aristócrata?
-Calla tonta, un gusano.
 -Ah, perdón. Sigue Panda.
-Sigo. C. Elegans se ha reunido con Fago T4 que ha dejado a un lado sus apetencias y se ha entrevistado con representantes de bacterias de todos los clanes conocidos. El resultado de la reunión ha sido firmar un acuerdo de colaboración defensiva contra el ser humano. El plan del que hablo no es otro que contaminar todos los espacios donde el hombre se mueve.
-¡Y la mujer!
-¿Pero tú estás tonta?
-Es que… de tanto oírlo… Perdón.
-Quedas disculpada, hermana mosca. Con un ataque simultáneo por el planeta hemos calculado que en mes y medio morirá el noventa por ciento de la población mundial.
-¡Qué buena idea!
-¡Bravo, bravo!
-Aún me sobra un diez por ciento, compañero oso. ¡Exterminio total!
-Esperad, esperad. Ahora viene lo mejor camarada tigre. Ese diez por ciento es para nuestra diversión y alimento mientras se recuperan los hábitats. ¡Si tenemos que comer, nos los comeremos!
-¡Estupendo!
-¡Bravo, bravo!
-Sí, ya iba siendo hora de recuperar la dignidad.
-Y de hacer justicia.
-Grande, Panda. Eres un oso grande.
-Un momento, ¿qué hacemos con los perros?
-Tú los conoces mejor que nadie, hermano lobo. Qué opinas.
-Siento pena por ellos, debo reconocer que el vínculo paterno filial me pellizca todavía. Por otro lado, también llevan siglos de su parte aunque sean de los nuestros. ¡Se han degradado hasta un nivel de servilismo tan grande!... Y todo por unos huesos y un mendrugo.
-No sé si lo deberíamos tener en cuenta, ¡era su supervivencia!
-Creo que tienes razón, primo coyote. Merecen otra oportunidad. Opino que son recuperables.
-Bien, me alegra oírte decir eso, compañero lobo. El perdón nos hace grandes.
-Salvemos a los perros.
-Sí, son de los nuestros.
-No quisiera interrumpir este momento emotivo, pero…
-Habla, buitre. No te avergüences.
-No, si no lo hago. Mi labor es necesaria.
-¿Entonces?
-Me estoy acordando de Zarathustra. No está aquí.
-¿Del hermano topo? Ah… bueno. A ese… déjale que siga durmiendo.
¡Parece tan feliz!


 A la memoria de Beti.

© CHRISTOPHE CARO ALCALDE